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Valientes hablan de KOA 515

Entrevistamos a cuatro Valientes que han disputado KOA 515 o que están a punto de enfrentarse a esta prueba, la distancia Ultraman de KOA distance.

Mikel Otaegui. @otaegiirastorza – Dorsal 71: Su primer Ultraman fue en 2019 y ya acumula cuatro, entre ellos KOA 515 en 2021. Le espera un año largo, quiere cerrar este 2022 con dos Ultraman, entre ellos KOA 515.

KOA: ¿Qué te da un Ultraman?

Mikel: Para mi un Ultraman es una aventura. Es el momento de cada uno, te hace conocerte internamente… Como la vida, tienes altibajos, momentos buenos, momentos malos y te lleva a afrontarlos.

KOA: ¿Cómo recuerdas KOA 515?

Mikel: Fue bonita y dura la bici. No hizo lluvia, pero luego subiendo los puertos sí que nos llovió y fue un momento… bonito, digamos. Al final no fue tan sencillo, a parte que el recorrido es duro y la distancia también es lo que es, el tiempo también hizo que fuera bonito, diferente. El primer puerto… íbamos por Eslida, esa zona también era muy chula. Luego, incluso la propia organización el ver que están sacando fotos, durante el recorrido… Muy cercana. Una familia y sobre todo, en la carrera a pie.

 KOA: ¿Qué consejo podrías dar un futuro Valiente de KOA 515?

Mikel: Que no es una competición. Hay que olvidarse de tiempos, de ritmos, de todo… Es disfrutarlo, del deporte, del entorno y sobre todo de los compañeros, lo bonito es la convivencia… todo.

KOA: ¿Qué sentiste cuando cruzaste la meta como ganador de KOA 515?

Mikel: ¡Buah! Como ganador tampoco, ya es el hecho de cruzarlo. Libertad, felicidad… todo. Al final hago un Ultraman y vengo a casa feliz. Estás en otro mundo, te desconectas. Cuando voy a un Ultraman desconecto de mi día a día, de los problemas, de ese estrés… Entro en otro círculo, digamos. Guardo tan buenos recuerdos que es difícil no repetirlo. Me tira, no sé decir que no.

Sergi Prado. @sergi_swimbikerun – Dorsal 63: Disputó KOA 257 en 2020 y hace tan solo una semana que cruzó la meta de la edición de 2022. Este año debuta en KOA 515.

KOA: Hiciste KOA 257, este año has repetido y debutas en KOA 515. Mirando a esa distancia, el Ultraman ¿Qué diferencias estás viendo en cuanto a la exigencia de los entrenamientos?

Sergi: El desnivel es un reto, para mi a nivel personal, porque soy bastante malo en todo lo que es coronar puertos, entonces esto se me atraganta un poco más. Intento hacer mucha más fuerza de pierna para compensar la falta de peso y potencia para dar wattios y rezando para llegar fuerte y pasar el corte, sobre todo el segundo día.

KOA: ¿Diferencias ves entre KOA 257 y KOA 515?

Sergi: No te sabría decir, porque ya me pareció duro a la par que bonito la primera ve que fui a competir. Supongo que al final, la acumulación de cansancio de todos los días, con el desnivel que tienes que realizar es un poco lo que más me pueda preocupar.

KOA ¿Cómo entrenas?

Sergi: Vivo en la zona del Maresme (Cataluña) y la primera vez que participé en KOA frecuenté mucho la parte del Monseny, porque entonces te sale una buena tirada desde donde vivo yo, unos 150km y te salen unos 2000 y algo positivos. Y entonces, este año he aprovechado también y como estaba apuntado al full, me bajé por la zona de Tarragona, que ahí está el Mont Caro… la verdad es que hay algunos circuitos que aunque no lo parezcan, te marcas 100km y ya casi te vas a los 2000 positivos, y allí he visto la realidad de lo que me espera.

KOA: ¿Qué pasa por tu cabeza al enfrentarte a una distancia nueva y tan exigente?

Sergi: Es la primera vez que tengo dudas, porque yo soy una persona muy cabezota y de mucha cabeza, es lo que me dicen todos los compañeros. En el momento que alguien empieza a flaquear en una prueba, por el contrario, es cuando me siento un poco mejor, pero esta vez me asaltan las dudas de una manera importante el segundo día, porque al final no es una media que parece que para muchos ciclistas no es exigente, pero sí que es verdad que no te puedes despistar. A la mínima que pares un poco más de la cuenta o tengas algún problema mecánico, te puedes ver en algún apuro para llegar al corte.

KOA: ¿Por qué KOA para tu debut en la distancia Ultraman?

Sergi: Porque no podía ser otra competición. Descubrí KOA casi por accidente, el año post pandemia que nos cancelaron todo, entonces me quedé sin competiciones y llegué a KOA casi por casualidad. Hablé con gente de la organización, me parecieron unas personas extraordinarias y que pude comprobar cuando llegué allí, porque la verdad es que es una competición muy familiar. Siempre he defendido que, a diferencia de lo que dice la gente que el triatlón es un deporte individual, a mi me parece que puede ser un deporte de equipo muy bonito y KOA la verdad, que como competición te lo demuestra. Al final, con todos los participantes, con la gente de la organización tienes una relación brutal y te llevas conocidos y amigos para toda la vida. Entonces, si tenía que hacer un full tenía que ser KOA y a ver cómo va, y si algún día me veo capaz de repetir que eso ya… lo dudo un poco, pero veremos (jajajaja)

Chamba Castilla. @ultrachamba – Dorsal 27: Ya suma un total de 10 Ultraman, entre ellos la primera edición de KOA 515, que este año volverá a repetir.

KOA: ¿Podrías explicar las diferencias claves que ves en la preparación de un medio y un ultra?

Chamba: Preparar un 515 y un 257, la verdad es que es muy diferente. Una persona que prepare un Ironman puede llegar a un half de Ultraman rindiendo al 100%, porque, al fin y al cabo, los volúmenes de entreno no son tan grandes… Es por etapas y las etapas se pueden asimilar muy rápido y se puede llegar a recuperar muy bien. Pero cuando ya hablas de un 515, los volúmenes de entrenamiento son muy grandes… Ya una persona que prepare un Ironman no se adapta bien, porque las etapas son muy largas y las recuperaciones son muy cortas y no te da tiempo. La diferencia es abismal, aunque el formato sea el mismo, pero no tiene nada que ver las horas de entreno para preparar una y otra. No es el doble, pero sí es muy significante.

KOA: ¿Qué consejo podrías dar un futuro Valiente de KOA 515?

Chamba: En cuanto a preparación, gestión de la prueba o de algún tramo concreto del recorrido. Que no se obsesione con llegar a meta, que se centre en él. Supongo que habrá tenido muchas horas de entrenamiento que, al fin y al cabo, pues es lo que le va a hacer culminar ese objetivo. En este tipo de pruebas no se puede uno obsesionar con llegar a meta, con que los tres días pasen rápido… con vivir ese momento de cruzar la meta, porque se llega a hacer muy largo y al final tienes que gestionar cada momento. Son pruebas muy largas que hay que centrarse en el día a día, haber hecho los deberes muy bien. En este tipo de pruebas no vale si no llevas un buen saco de horas y unos entrenamientos muy planificados, llegar a esa prueba e intentarla culminar pues… no es que sea casi imposible, pero el deterioro que te va a dejar es brutal y probablemente el poder mental no te va a dejar disfrutar, ni culminar por un sueño, que al fin y al cabo es por lo que corremos.

KOA: ¿Y en cuanto a la preparación?

Chamba: En cuanto a la preparación, ya decir que a un mes de la prueba, ya creo que tiene que tener todo ese volumen de entreno realizado, la media de 20-26 horas de entrenamientos semanales no hay quien se las quite, tocar las tres disciplinas. Al final, es lo que te va a hacer conseguir que esos 515 km los puedas asumir, porque si no sería imposible.

Después, Valencia no es una prueba llana. Tanto en el primer día de bici como en el segundo, también hay que ser conscientes que los puertos te van a dar esa dureza extra y tienes que prepararla muy bien, no tampoco por acumular horas en bici y no haberte puesto a prueba, vas a llegar en las mejores condiciones, porque la bici es bastante dura y algún tramo en concreto, que me gustaría que todos los atletas lo tuvieran en cuenta. […] La llegada a meta es muy complicada, ya no digo por la dureza, sino porque nos jugamos la vida, literalmente hablando. Cuando ya llevamos tanta fatiga muscular y psicológica, pues tener que atravesar Valencia en bici es una locura, literalmente hablando, y este año espero que la organización haya tomado algún método, seguro que sí, para que ese tiempo no sume, porque tengo que decir que ponemos en riesgo nuestra vida. Queremos apretar hasta el máximo y cruzar Valencia un viernes y un sábado… El año pasado se pudo vivir… yo el segundo día llegué totalmente psicológicamente ido… Si son las mismas condiciones que el año pasado, yo le pido a todos los atletas que ese momento de entrar a Valencia, esos 6-7 km finales, que estén muy atentos, porque es la parte más dura de la carrera, sin duda.

Nota: La organización tuvo en cuenta estas opiniones de los participantes, que para nosotros son tan importantes, pues estamos aquí para ellos ,OHANA. KOA 515 ha modificado el recorrido para que no se cruce la ciudad y termina en la playa de Alboraia.

KOA: ¿Qué emociones o miedos quizá, puedes llegar a sentir cuando te enfrentas a un Ultraman?

Chamba: Mi manera de entender la vida, creo que, enfrentarte a una prueba de Ultraman a mi no me genera ningún miedo, para mi es una manera de liberarme, son emociones que no soy capaz de vivirlas en ningún otro tipo de situación en la vida, no digo momentos deportivos, sino momentos en la vida, y son momentos que no se pueden explicar. Al fin y al cabo, una prueba de un Ultraman es un día a día, te tienes que levantar, tienes que superar problemas, tienes que continuar… y aquí pasa eso. Son muchísimas horas compitiendo y digo compitiendo, porque aquí no se da un paseo. Al final desde que salimos hasta que cruzamos la meta, pues vamos dándolo todo y para mí, son esas emociones las que se viven en un Ultraman. En particular para mí, ya lo sabéis, es mi forma de entender la vida y no puedo llegar a conseguirla en otro momento de mi vida y en ninguna disciplina deportiva.

Adrián Márquez. @triadri82 – Dorsal 33: Ha disputado tres veces KOA 257 y en 2021 debutó en la distancia Ultraman con KOA 515.

KOA: ¿Qué te motivó ha hacer KOA 515?

Adrián: Lo primero que me motivó a hacer KOA 515 fue porque esa distancia, todos los que hacemos triatlón de larga distancia nos llama la atención. Tienes que probarte, saber cómo vas a responder, tanto físicamente como mentalmente, a esta distancia. Lo segundo fue que un amigo mío, Andrés Domínguez, hizo unos meses antes un Ultraman, lo seguí de cerca y me encantó todo lo que me contaba… Tercero, porque era KOA. Sabía dónde íbamos, porque reconocía recorridos del medio Ultraman KOA 257 y la verdad que todo eso si lo unes, haces que la experiencia fuese algo que… que cada vez que lo pienso todavía me emociona recordarlo.

KOA: ¿Cómo recuerdas los entrenamientos?

Adrián: No fueron unos entrenos que diga a día de hoy que han sido duros. Por intensidad, fueron normales de lo que estoy acostumbrado, pero fueron largos. Te puedes imaginar, tirada de cinco-seis horas corriendo u ocho horas en bici, pero no fueron duros. La verdad es que, se lo decía a mi entrenador Iván, que voy a preparar otro Ultraman para septiembre y tengo ganas de volver a ese tipo de entrenamiento en el que ahí desconectas de todo y no te preocupas de la intensidad o de hacer series, te preocupas nada más de coger volumen, de aguantar en bici X horas o corriendo X horas…  Y ahí te despreocupas de todo, te da tiempo de pensar, a imaginar, a recordar y la verdad que, tengo ya ganas de sentir ese tipo de entrenos en el cuerpo.

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Adrián Márquez: “KOA distance ya es parte de mi vida”

KOA distance

Adrián Márquez (@triadri82) posee el dorsal 33. Ya acumula tres ediciones de KOA257 y el año pasado debutó en la distancia Ultraman con KOA515.

KOA: ¿Qué es para ti KOA distance?

Adrián: Siempre respondo lo mismo. Para mi KOA es como si fuese parte de mi vida… el día a día de mi vida. Levantarte por la mañana es como decir: vamos a afrontar, vamos a empezar a hacer lo que quiero hacer, vamos a entrenar, vamos a disfrutar, vamos a sufrir, porque evidentemente hay días buenos y días malos. Es eso, un día a día constante. Es lo bonito de KOA (…) Sabes que al final, tienes la recompensa y la recompensa es lo que me da (David, director de la prueba) y me dais desde principio, después de cuatro años estamos siempre en contacto. Al final es la gente que te queda ahí.

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KOA: Has participado tres veces en KOA257 y debutaste el año pasado en KOA515, ¿podrías describirnos las sensaciones que has vivido en cada una?

A: Imposible. Describir KOA del paso de 257 al 515… ¡que yo jamás pensé que haría un 515! Todo el mundo, el que hace larga distancia, sabe lo que es el Ultraman. Lo ve para hacerlo algún día, en mi caso era lejano, yo no quería todavía hacerlo, pero hablando con David me lío.

KOA: ¿Qué diferencias viviste entre ambas distancias?

A: La diferencia es muy clara y es el apoyo que te da el equipo. El 257, tu equipo está ahí contigo, te ayuda, pero lo que te ayuda es, a lo mejor, un poco menos de lo que te tienen que ayudar en el 515. En el 515 es total dependencia de tu equipo, no hay lugar para cambiar algo en mitad de la carrera, de: “Pues oye, voy a apretar aquí o voy a hacer esos kilómetros más fuertes a ver qué pasa” (…) En una maratón podemos apretar… en el 515 si aprietas en el 60, aunque te falten 24, no llegas o llegas andando. El equipo ahí te tiene que apoyar. Yo lo tuve muy claro, yo dije: “Si le hago caso en todo al equipo, llego seguro”. Y yo no me salí de las pautas que me marcó el equipo: “Ahora comes, ahora bebes, ahora te paras, ahora te abrigas…” Para mi fue más fácil el 515 que mi primer 257.

KOA: ¿Con qué zona te quedas de los recorridos de KOA?

A: Oronet. Primero porque es como el primer puerto que subes, vas fresquito, vas disfrutándolo, vas viéndolo todo y luego… es el último puerto que subes, prácticamente en el 515, pero por la otra cara. Entonces, sí es verdad que lo vas viendo fresco y disfrutándolo, así como sufriéndolo y a la vez sabiendo que ya estás llegando al final. Ese picor que te entra sabiendo que eso ya está ahí… eso no tiene palabras para decirlo. Sabes que está la meta en el 257 y sabes que te falta nada y menos, para llegar también en el 515.

KOA: ¿Con qué crees que te va a sorprender KOA este año?

A: No tengo idea, pero cualquier cosa que se le ocurra a esta gente… se te queda ya metido. Ya no hace falta casi… te lo digo de verdad, ni que me sorprendan. Con que estén ahí, no solo el día de la prueba, te digo el resto del año, con que estén ahí, ya me vale.

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Juan Dual: «Yo no puedo, pero quiero»

Juan Dual

Juan Dual fue uno de los Valientes de KOA 257 2021, compitiendo con el dorsal número 79, ya en su posesión para toda la vida. Como él se describe “estoy vacío”, a sus 13 años le diagnosticaron poliposis familiar múltiple, un gen hereditario con un 99,8% de probabilidades de desarrollar cáncer en el aparato digestivo. Tras someterse a varias cirugías, Juan ha aprendido a vivir sin colon, sin recto y sin estómago.

KOA. Podríamos decir que has dado la vuelta al mundo en bicicleta y que has recorrido muchos kilómetros por la montaña. ¿Qué te motivó a correr este tipo de prueba?

Juan Dual. La terreta. Salíamos de la pandemia, mucho tiempo encerrados y los que hacemos larga distancia es un bicho que se te mete dentro y no lo sacas. Si ya correr es un bicho que es difícil de quitártelo, la ultradistancia te deja un poso muy loco. ¡Tienes resacas después de carreras! Le das vueltas a la cabeza a un montón de cosas y durante el tiempo de la pandemia no había carreras, por motivos obviamente lógicos, y había una cosa que me faltaba, y yo creo que a la inmensa mayoría de la gente que estamos en el mundo de la ultra. Con Hugo en su momento, un amigo, me lanzó la patata y luego por circunstancias él no pudo venir, pero a mi me lanzó el gancho, lo recogí y dije: Ostras, hacer ultradistancia en casa… Conocía la prueba por otras personas de rebote y luego poder disfrutar eso, que en cada meta de los tres días y en las salidas puedas tener a tus amigos y a tu familia ahí, contigo. Era imposible no estar haciendo eso.

Juan Dual

KOA. ¿Qué fue lo que más te impactó de la prueba?

J. Me encanta el concepto que solo seamos 40 personas formando parte de eso. El hecho de que tu dorsal es para siempre, me parece fliplante, o sea, es un golazo —se me ponen los pelos de punta—, no sé, sinceramente, si hay alguna carrera en el mundo que plantee eso, si no, lo siento, la idea está en KOA jajaja. Eso me parece una auténtica maravilla, porque te hace sentir pertenecer a algo de por vida y luego eso se transforma en todo ese proceso de esos tres días compitiendo con gente que no conoces prácticamente de nada, muchas veces.

Juan Dual
Foto Germán Vidal

Pero… se convierte en una familia y la familia de correr muy largo, estamos muy taraos, las cosas como son, entonces, el poder juntar a un grupo de tarados y taradas en el mismo ámbito y compartir todos juntos ese hecho, la verdad que se te queda muy dentro y… De hecho, este año no puedo participar por calendario, pero que no pueda participar de manera personal, de colgarme el dorsal, no me va a eximir de no estar de voluntario como parte de la carrera. Creo que la inmensa mayoría de corredores que formamos parte de ello, alguna vez, creo que seguro si no se corre se hace de voluntario.

KOA. Participaste en KOA con ciertas limitaciones. ¿Cómo te sentiste junto al resto de tus compañeros, siendo consciente que ibas a afrontar la prueba de otra manera?

J. Lo primero. KOA tiene un sector muy importante que yo no tengo, que es el sector de aguas abiertas. Yo le dije: “David (organizador y creador de la prueba), quiero participar de tu carrera, pero yo no nado porque no he nadado nunca y porque tampoco es recomendable cierto tipo de actividades con el tema de todas las cicatrices y de toda la tralla que llevo por todas cirugías que llevo encima”. Entonces es un hándicap enorme a la hora de participar en una prueba, pero en el momento en que se lo plantee abiertamente a David fue: “Yo no puedo, pero quiero”. Creo que le faltaron tres segundos para decirme: “Por esto, no vas a dejar de participar”.

Juan Dual

Entonces lo hace todavía más bonito. Lo que es un hándicap se convierte en algo que completamente se diluye, porque, vale sí, yo lo hice en cayac, pero me paro a pensar que por mucho que yo corra muy largo, para mí es totalmente normal. Si me paro a racionalizarlo, no es normal, técnicamente podría ser paralímpico, en cuanto a deportes adaptados y demás, entonces no puedes nadar, pero tú te quieres meter en el agua. De hecho, el día de la natación salió el agua como un plato, pero si llega a salir el día de aguas abiertas con viento… yo habría sido el último en salir de ahí, aunque fuese en balsa porque vas a la deriva.

En ningún momento me sentí ni mal, ni juzgado por el resto de compañeros. Ellos sabían que, para mí, el simple hecho estar remando ya supone un esfuerzo complicado para toda la zona abdominal, entonces, vale sí, no está nadando, pero está remando.

KOA. ¿Qué te ha dado KOA con todo el aprendizaje que ya llevas tu?

J. Me ha dado velocidad. Cosa que me encanta. Todo el mundo me dice que yo soy muy diésel y de repente descubrir que puedo ser rápido… KOA es un punto de inflexión, porque es una prueba muy exigente, es durísima. Y el hecho de tener que hablar con entrenadores, fisioterapeutas y hacer una pauta de entrenamiento para sacar la carrera sin acabar destruido, me dio pie a disfrutar de un proceso de entrenamiento que yo antes no hacía. Yo antes no hacía series, no hacía fuerza, yo corría por el monte, larguísimo… pero corría. Y ahora me ha dado un toque extra de disciplina, porque correr por el monte requiere de disciplina, pero disciplina de tener dos/tres sesiones de fuerza semanales, hacer series y acabar queriendo vomitar al hacer las series, pero sonriendo, como diciendo: ¡Estás tonto!

Con lo que a mi me flipa que es la montaña, la transformación es brutal, porque el punto de forma que tengo ahora mismo, en un año y poco, del antes y el después (…) Eso es producto de KOA.

Juan Dual
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Pasión por la bicicleta. Con Albert Valero

Alberto Valero

Recordamos la entrevista que realizamos a Albert Valero, apasionado por la comunicación digital y la bicicleta, en las oficinas de Unipublic en Madrid. Por aquel entonces, en 2017, este valenciano estaba cumpliendo un sueño: ser digital manager de La Vuelta a España. Recientemente acaba de cerrar su vinculación con el Movistar Team, para el que ha estado trabajando durante dos años y en la actualidad, Albert trabaja como formador y como consultor de marcas y eventos deportivos. Os acercamos una historia que refleja cómo el foco en los objetivos y el autoconocimiento dan resultado.

KOA: ¿Quién es Albert?

Albert: Es un periodista e informático frustrado que estudió Bibliotecología y Documentación, pero acabó siendo community manager porque era el medio camino entre todas estas cosas que él quería hacer y que llegó a ser. A partir de ahí, como el mundo digital se le daba bien y comunicar y escribir tampoco se le daban mal, acabó de digital manager y en el mundo del marketing que es algo que a él le tira y le motiva.

KOA: ¿Cuándo nace tu relación con el ciclismo?

Albert: Os voy a contar la típica historia de la infancia sobre la BH blanca que me regalaron mis padres cuando tenía 8 años. Todos hemos tenido una blanca o una roja (risas). Pues sí, nació ahí y los primeros recuerdos que tengo del ciclismo son Cappucchi y el Gado, Buño y luego Indurain, son los referentes que tengo.

KOA: ¿Cómo evoluciona tu relación con el ciclismo?

Albert: Mi relación con el ciclismo siempre fue de ocio o nada competitivo ni deportivo, hasta hace 4 o 5 años que decidí darle un vuelco a mi vida. Ese fue el momento cuando empecé con la bicicleta y le cogí un gusto que dije “Ostras, pues esto se me da bien”, ya no solo para la cabeza, que era lo que necesitaba, sino para el cuerpo. Llegué a perder 17 kilos, gracias a la bicicleta y dejé de fumar, porque un día me di cuenta que eran incompatibles. Empecé con una bicicleta de montaña a la que le puse unas cubiertas lisas y me fui a subir el Peyresourde. Cuando llegué arriba empecé a llorar, porque en la vida pensé que podía haber hecho algo así y a partir de ahí llegó Laquebrantahuesos, el Desafío Madrid-Valencia y locuras de larga distancia que son las que me motivan.

KOA: ¿Cómo llegaste a La Vuelta? Cuéntanos un poco de tu perfil.

Albert: Fue muy curioso, podría decirte que a La Vuelta llegué por un proceso. Y ese proceso es el de haber tenido claro que yo lo que quería era dedicarme al marketing en ciclismo y triatlón, entonces desde hace dos años he enfocado todo mi esfuerzo en ser mejor profesional. Eso me llevó a escribir un blog, a trabajar en eventos como el Triatlón de Sevilla, a trabajar con marcas de nutrición deportiva, en e-commerce de ciclismo y poco a poco ir labrándome una reputación, una experiencia, que me llevó a que un día, cuando Laura Cueto, quien es mi jefa aquí (en Unipublic), colgara una oferta en LinkedIn, me encontrara con que buscaban mi perfil, completamente. Al final he llegado porque es lo que siempre he querido, desde hace dos-tres años es lo que me plantee: un trabajo de este tipo.

KOA: Ciclismo y Comunicación ¿Cómo es esa relación?

Albert: Antes de La vuelta te habría dicho que era más fácil, pero es complicado porque dentro del mundo del ciclismo hay muchísimas cosas que comunicar, eso es lo que realmente me gusta. Ya no es solo la carrera en sí, ya no es solo la técnica en sí, sino un montón de historias que se dan en la gente, en los ciclistas, en los equipos… pero hay que saber canalizarlo. Este año en La Vuelta hemos comunicado mucho a través de entrevistas a ciclistas, a través de fotografías muy concretas de la bici del ganador… pero esto puede ser muchísimo más grande. Todo el mundo ya conoce qué lleva un coche por dentro, qué son las tácticas de equipo, los bidones, la nutrición, etc. Pero, yo creo que la comunicación va a avanzar de cara a transmitir qué es lo que pasa detrás de La Vuelta, cómo en una carrera de tres semanas o incluso cómo es un Ironman o un Koa Distance desde adentro. Esas cosas que van más allá del mero ciclismo. Es algo que vale la pena comunicar a la gente, porque creo que tiene muchísimo interés.

KOA: ¿Tu mejor experiencia en la Vuelta?

Albert:  Puff (risas) ¡Muchas! ¡Muchas! ¡Muchas! Te podría decir dos que son una. La primera, estar en lo alto Angliru, muriéndome de frio, con lluvia y ver aparecer a Alberto Contador haciendo el pistolero y poder captarlo en un slow motion, fue genial. Pero es que luego, al día siguiente, en Madrid en la Rollo Molinos, la salida de la etapa, ver a la gente como le arropaba (a Contador) y se volvía loca porque era la última etapa en la que iba a correr, para mí eso también fue una experiencia tremenda.  ¡Es que experiencias tengo! Primero por ser la primera experiencia con ciclistas profesionales y segundo, porque pude comunicar esos momentos tan especiales.

KOA: Teniendo las dos experiencias, vivirla desde dentro y como espectador ¿qué opinas de la cultura ciclista en España?

Albert: Yo creo que la cultura ciclista en España es algo que está muy arraigado, opino que La Vuelta tiene un espectador muy fiel, que es un espectador muy ciclista y que es una cultura que deberíamos aprovechar y explotar más. Y me refiero a explotar más no solo económicamente, sino turísticamente. Luego a nivel de cultura de transporte, ya no solo de ocio y deporte. Creo que eso debería trabajarse en las ciudades, en los pueblos y en la mentalidad de las personas. La bicicleta es el medio que soluciona muchísimos problemas y no solo de circulación, sino problemas físicos y mentales.

KOA: Nos has dicho que el ciclismo te ha llevado a plantearte retos. Cuéntanos más sobre eso.

Albert: La historia es que, a partir de subir ese puerto, el Peyresourde, un puerto de los pirineos, mítico del Tour de Francia, dije “Oye, pues si he podido con un puerto de 12km por qué no puedo con algo más”. Empecé hacer marchas tipo turista y me di cuenta que físicamente no soy una persona explosiva, pero que tengo aguante y que disfruto muchísimo encima de la bici, entonces es un binomio genial, porque si puedes echarte horas encima de la bicicleta y disfrutándole, entonces mejor que mejor. Este año, a raíz de hacer Laquebrantahuesos y ver que podía tirarme 12 horas encima de la bicicleta e inclusive al día siguiente levantándome y queriendo más, dije “Voy a intentar cosas nuevas” y decidí que la larga distancia era lo mío. Pero creo que cuando vuelva a retomar la bicicleta, después de La Vuelta, aunque parezca contradictorio, me lo tomaré más en plan disfrutar del viaje, alforjas, largas distancias y lo que el cuerpo me pida, más que competir por una marca o competir por un tiempo.

KOA: Pasando a nuestro terreno, KOA Distance ¿Algún día te atreverías con un triatlón?

Albert: A ver, yo he hecho un super sprint, que ya es un triatlón, aunque aquello fue más como decimos en valenciano “suar la cansalà”, pero si las lecciones algún día me lo permiten, porque tengo el tema de la fascia lata, sí que me gustaría. Eso sí, en larga distancia, no me veo. Pero sí que el olímpico es algo que está en mente de cara al futuro. Lástima que no hagan olímpicos tan bien montados o con tanto cariño como KOA, eso sí. Por el rollete que tiene KOA (risas).

Juego de preguntas rápidas, contesta o completa la frase con una sola palabra o una frase muy corta:

K: Ciclismo ¿Comunicarlo o practicarlo?

A: Practicarlo

K: ¿Tú primera bicicleta?

A: Una BH Blanca

K: ¿Una bicicleta?

A: La Orbea Orca

K: ¿Un puerto?

A: El Peyresourde

K: ¿Carretera o montaña?

A: Carretera

K: ¿Calor o frío?

A: Calor

K: ¿Con almuerzo o sin almuerzo?

A: Sin almuerzo

K: Una web de ciclismo…

A: cyclingtips.com

K: En la bici, siempre llevas contigo…

A: El smartphone (risas)

K: Máxima tirada…

A: 302km

K: Un consejo…

A: Respeto

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Laila Lakkis, voluntaria en KOA distance

Laila Lakkis

Laila Lakkis es triatleta, de padre libanés y madre valenciana.

KOA: Laila, sabemos que no naciste en Valencia. ¿Cómo llegaste aquí? Cuéntanos un poco tu historia.

LAILA: La historia de mi familia, la verdad es un poco compleja. Mi padre es libanés y mi madre sí que es valenciana. Mi padre vino aquí a estudiar medicina, se conocieron aquí y se marcharon los dos juntos al Kongo de médicos sin fronteras. Viví hasta los 10 años allí en el Kongo y luego ya vinimos para acá.

KOA: ¿Cómo llegaste al triatlón y qué fue lo que te enganchó?

LAILA: En realidad fue fútbol, pádel… y jugando a pádel conocí a una chica que es entrenadora de triatlón y me empezó un poquito a picarme el gusanillo con la bici. A través de la bici, pues ya el triatlón. Yo creo que principalmente la bicicleta es lo que más me enganchó, pero luego también el hecho de que es un deporte individual. A mí me encanta salir sola, por ejemplo a correr o en bicicleta, no me gusta entrenar siempre con gente. Pero a la vez, también soy de equipo, porque siempre he hecho deporte de equipo y para mí es fundamental el compartir y el hacer piña.

KOA: ¿Cómo te enteraste de KOA Distance?

LAILA: Con José tengo muy buena relación, de Resistentia, el entrenador (y creador de las rutas de KOA Distance). Él ha estado muy metido en KOA, lo sabéis de sobra. Soy un poco su confidente, a lo mejor en algunas cosas. Me adelantó un poco lo de KOA…

Laila Lakkis

KOA: ¿Por qué decidiste ser voluntaria?

LAILA: Porque quería sentir de cerca tanto lo que los deportistas como la organización iban a vivir.

KOA: ¿Qué es lo mejor de ser voluntario?

LAILA: Yo creo que ver la emoción de los deportistas al final y ver cómo lo disfrutan. Tú estas de voluntario haciendo todo y a lo mejor, incluso duermes poco, porque el deportista pueda vivir y disfrutar al máximo de su experiencia.

KOA: ¿Qué es lo más difícil de ser voluntario?

LAILA: El cansancio, a lo mejor. O renunciar durante tres días seguidos… fin de semana… a poder hacer tus cosas, ¿no?

KOA: ¿Cuál fue tu mejor momento como voluntario en KOA Distance?

LAILA: El momento más emotivo yo creo que la llegada del maratón, de todos, de cada deportista con sus familias, después todos juntos… Otra cosa muy bonita eran los rezos, juntarse por la mañana a primera hora… me parecía muy emocionante.

KOA: ¿Alguna anécdota que se te quedó marcada?

LAILA: Iba como voluntaria un poco para colaborar, pero el segundo día uno de los participantes, Teo, se quedó sin acompañantes y entonces, así de repente David, como tiene más confianza, me dijo: “Bueno pues cógete el coche y te vas a acompañarlo con coche en la bici”. Me acuerdo que intentaba animarlo constantemente… claro, ¡no lo conoces de nada! Y le preguntaba: “¿Pero llevas comida?”. Me decía: “Sí, sí, no te preocupes de nada Laila que yo llevo de todo”. Y a poco de llegar a un pueblecito, ni recuerdo el nombre: “Por favor, acércate y cómprame un empanada de pisto” (le dijo Teo). ¡Recuerdo esa frase! (se ríe). Y fuimos al pueblecito, paramos en un horno y le compramos varias cositas.

KOA: Y el tuvo su empanada de pisto…

LAILA: Sí, el tuvo la empanada de pisto. Por supuesto.

KOA: Prestaste tu bicicleta fixi a Pedro, el fotógrafo.

LAILA: Aiii Pedro… pobret! El domingo fui en bici hasta la Patacona y una vez llegué allí, a David se le iluminaron los ojillos porque vio que de repente tenían una bici más, y me preguntó si se la podía dejar a Pedro, al fotógrafo. Le dije que sí, que por supuesto. También avisé a Pedro porque claro, que con una fixi acepte hacer 42 km ¡o más! No es fácil. Y más con una fixi que es un hierro jajaja.

Laila Lakkis

KOA: ¿Tuviste diferencias de roles como voluntaria? Cuéntanos sobre ellos.

LAILA: El primer día ayudé un poco en el avituallamiento: preparar sándwiches, cortar fruta, etc. El segundo día, cuando llegué a Canteras, a Serra, también un poco al principio ayudé a eso, hasta que me comunicaron que me tenía que ir con Teo en el coche, entonces hice de coche de apoyo. Y el tercer día fui junto junto con Natalia (comunicación) y con Álex (fotógrafo), hicimos el seguimiento más cercano de los deportistas. De hecho, Natalia se quedo sin batería, le di yo mi móvil para que pudiera ir subiendo cosas.

KOA: ¿Qué debe considerar un voluntario?

LAILA: Creo que lo más importante es predisposición a ayudar a lo que haga falta. Y también ser una persona muy abierta, creo.

Cuando le hicimos la entrevista, Laila estaba preparando su primer Ironman. Esto fue lo que nos respondió cuando le preguntamos si puede que algún día sea una de las Valientes de KOA distance: «¿Por qué no? Prepararse un KOA puede ser muy bonito».

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KOA me dio autoconocimiento

Chantal Pitarch

Chantal Pitarch, Valiente con dorsal número 46. Ella fue la única mujer que participó en KOA257 2021, cruzando la línea de meta como finisher. Chantal ya tiene su inscripción para KOA distance 2022 y le encantaría «¡compartirlo con más mujeres!»

¿Qué te ha dado KOA distance?

Ch. KOA me ha dado una familia de valientes increible. El cariño, compañerismo, amistad que envuelve a KOA es algo indescriptible, que solo se puede conocer y vivir… ¡viviendo KOA!
A nivel personal, durante la preparación, me dio mucho autoconocimiento, disciplina, sacrificio y capacidad de superación. Llegar a la línea de salida con la incertidumbre de enfrentarme a un formato de prueba totalmente desconocido para mí, como única mujer participante, pero con la seguridad de que llegaba con los “deberes hechos” y que solo me quedaba disfrutarlo… y madre mía, ¡CÓMO LA DISFRUTE! Quien ha hecho KOA, sabe que esta prueba es diferente, ¡y que ENGANCHA!

¿Cuál fue la parte más dura de la prueba?

Ch. Quitando de las súper medusas que nos acompañaron en la natación y que por suerte no vi… Lo más duro fue la etapa de ciclismo del segundo día, la última parte, ver que llegaba muy justa al corte. El llegar a pie del Oronet con el tiempo súper pillado y decirme: “Bueno Chantal, echa el resto. Es mejor llegar sin piernas pero dentro de tiempo , que llegar con piernas pero quedarte fuera. Así que aprieta biela ¡y no pienses”!

¿Tienes objetivo para tu segunda vez en KOA 257?

Ch. Por supuesto, disfrutarlo, ¡A TOPE! Llegar sin tanto agobio en la segunda etapa (es que pasé mucho agobio) ¡y compartirlo con más mujeres! A ver si podemos hacer algo para conseguir más participación femenina.

Chantal acompaña de su equipo.

Si pudieras pedir algo para KOA distance 2022, ¿qué sería?

Ch. Cerveza sin gluten 😂😂😂😂, carajillo en avituallamiento 😂😂😂. Ahora en serio, un training camp o finde de convivencia, un re-encuentro de “la familia”…

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Me siento libre, grande y ganador

La historia de Iván Ramírez, Valiente con el dorsal 36, KOA Distance 2020

1. Ahora, tras ser un Valiente, ¿cuáles fueron tus fortalezas y debilidades que sentiste en cada uno de los tres días de KOA Distance?

I. Durante los tres días de KOA solo pensé en disfrutar. No soy bueno en nada, pero me defiendo en todo, natación, bici y correr. Eso lo tengo muy claro, así que mi mayor fortaleza es la cabeza, ser duro, saber mis limitaciones y siempre pensar en positivo. Pero la verdad que este año ha sido muy difícil, la cabeza no estaba para competir y sí que noté que la cabeza no me funcionaba como siempre. Así que solo pensaba que lo mejor de todo era lo bien que me lo estaba pasando y la suerte que teníamos de poder correr, ya que este año no parecía posible.

2. En esta aventura, te acompañaron tu mujer y tu hija. ¿Qué mensaje les lanzarías ahora, tras haber vivido la experiencia junto a ellas?

I. Durante KOA, mis dos amigos Borja y David me acompañaron como equipo que no me faltara de nada. Hicieron un trabajo magnífico. Pero la alegría de que mi mujer y mi hija vinieran durante los tres días también en coche detrás mío me hizo mucha ilusión. En las carreras largas, tipo maratón, Half o Ironman, no pueden verme casi, ya que los recorridos son largos y pasamos muy pocas veces, además está cerrado al público. Sin embargo, en KOA es diferente, estaban allí en todo momento, dando ánimos, dándome un bidón, acompañándome en cada metro del maratón, en bici, corriendo, siempre cerca. ¡¡¡Me encantó!!! Se nota que es una carrera diferente.

3. Días antes de enfrentarte a KOA Distance escribiste estas palabras en una de tus publicaciones de Instagram: “En mis manos está dar la vuelta a esta situación” y añades: “Sé cómo hacerlo, así que no queda otra que esforzarme y demostrarlo”. Durante los tres días de la prueba siempre nos regalaste la mejor de tus sonrisas, dándonos a todos una gran lección de vida. Te dejamos la siguiente frase y nos encantaría que siguieras la historia escribiendo unas líneas: Si la vida te trata mal la seguirás disfrutando dándolo todo porque…

I. …Todo pasará. Da igual que sea bueno o malo, todo lo que nos pasa no vuelve. Por eso, cada momento, cada día, cada minuto, cada segundo, disfrútalo. He aprendido a vivirlo todo, a disfrutarlo, a admirarlo… No sabes qué podrás hacer al día siguiente, así que vívelo al máximo, por si acaso. Siempre me dicen lo de la sonrisa, pero me sale sola, estoy contento por poder esforzarme, por poder correr, por nadar, pedalear, estar con amigos, viajar, una buena comida, estar en familia. ¿Qué es lo más importante? Todo. Todo es importante, un beso, un abrazo, unas pequeñas palabras, una dedicatoria, llorar, reír… ¿Alguien podría hacer un listado en orden de preferencia? Yo no, para mí todo es lo número 1. Lo que se hace en ese momento tiene que ser lo más importante, así que habrá que darlo todo.

4. Cierra los ojos y visualiza que vuelves a estar nadando, encima de la bici y sumando los kms de la maratón del último día ¿Qué sientes?

I. Si cierro los ojos y vuelvo a sentir KOA, lo tengo claro, me siento libre. Me siento grande. Me siento ganador. Me siento querido, arropado. No somos mejores por acabar una distancia enorme nadando, en bici o corriendo, pero sí que podemos ser los mejores si el camino lo hemos disfrutado, si nos hemos esforzado y si encima, conocemos gente maravillosa. Por todo esto, yo me considero un ganador, pero no de carreras, sino de momentos. Gracias David por crear esta carrera.

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Aprendizaje en larga distancia

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Blanca Salvador Bosch es psicóloga y nadadora de ultra distancia en aguas abiertas. Ella nos cuenta lo que le ha dado la larga distancia y nos acerca su experiencia en su primera travesía, la Travesía a nado del Mar de las Calmas, en la isla canaria del Hierro.

En septiembre del 2019 tuve la suerte de enfrentarme por primera vez a la larga distancia. Bueno, como dice el viejo en el cuento sobre la “Buena suerte”, podríamos decir lo siguiente:

“¿Buena suerte, mala suerte? ¡Quién sabe!”

Depende de cómo lo mires. Personalmente, fue una experiencia única en la que acabé con la mochila llena de aprendizajes.

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Se trató de la Travesía a nado del Mar de las Calmas, en la isla canaria del Hierro. Es una travesía preciosa, donde se comienza al sur oeste de la isla, en el faro de Orchilla y se nada en dirección a la salida del sol para acabar en el extremo sur este, en el puerto de la pequeña localidad de la Restinga. Oficialmente son 18 kilómetros, pero la distancia puede variar y a nosotros nos salieron algo más de 19 kilómetros y un total de 6 horas 15 nadando.

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Como su nombre indica, casi la mayor parte de la travesía se realiza en un mar amable. Pero (siempre hay un pero), cuando quedan unos cuatro kilómetros y el cuerpo comienza a estar fatigado empieza la verdadera dificultad, ya que en el extremo sur este de la isla se forma una corriente en contra a raíz de la entrada de los fuertes vientos alíseos, por lo que se provoca la frustrante sensación de no avanzar a pesar de estar nadando con las fuerzas que te quedan.

Aquel año y en el briefing del día anterior nos informaron también de lo siguiente:

  • Por la luna llena y otras variables meteorológicas que no recuerdo se esperaba que esta corriente fuera incluso un poco más intensa que otros años.
  • Debíamos respetar la zona donde se nos desviaba de la costa por nos molestar a unas tiburonas embarazadas.
  • Seguramente sería una edición con compañía, ya que se habían visualizado bancos de medusas próximos a la costa.
  • A nivel informativo, ese mismo viernes 27 la isla había sentido movimientos sísmicos de magnitud 5,7. Aunque no se esperaba que fuera a más ni que esto influyera demasiado.

Todo “ok” para mi bienestar emocional.

Bueno vale, no tan ok. Había una parte de mí que estaba aterrorizada.

«A veces tengo miedo y no por eso me considero menos valiente»

Pero te diré una cosa…a veces tengo miedo y no por eso me considero menos valiente.

Por lo tanto y a pesar de estas informaciones, o gracias a ellas (¡Quién sabe!), el sábado nos dirigíamos a las 6:45 en una lancha que había partido desde el puerto de la Restinga y durante 45 minutos hacia el punto de salida. 45 minutos –la mayor parte en silencio (exceptuando los bailes adrenalíticos del principio)– se hacen largos. Sobre todo, pensando en que todo ese es el recorrido que vas a tener que hacer nadando.

Pensamientos de pánico, de dudas, inseguridades, de desear volver con la lancha al puerto, de inseguridades, etcétera. Acorralaban nuestras mentes.

Pero no había vuelta atrás.

Empezó la rutina pre-travesía: comer algo, beber, conversaciones irrelevantes con los compañeros de equipo, calentamiento de hombros, bloques de vaselina en el cuello y axilas, meditación y control de la respiración, pequeñas histerias seguidas por abrazos de ánimo, intentos de chistes para relajar el ambiente, euforia, etc. Los retos es lo que tienen. Que no quieres hacerlos hasta que los haces y luego quieres repetir.

Llegó el momento de las salidas (se realizaron en tres turnos por ritmos). La nuestra era la segunda. Digo la nuestra porque tuve la enorme suerte de nadar acompañada por una buena amiga de mi equipo.

Llegó nuestro turno, todos al agua (cristalina, por cierto), últimos ánimos y cuenta atrás.

…y empezamos a nadar

3, 2, 1… Meeec (sonido de bocina). Empezamos a nadar.

Ya en el primer kilómetro se unieron a la juerga nuestras amigas las medusas. No sabría decir la especie, pero sí que tenían unos tentáculos larguísimos y que mi manera de nadar cambió totalmente para evitar ser sorprendida por ellas.

15 kilómetros más tarde, con nuestras paradas a repostar y siempre “bien” acompañados, llegamos a los Últimos Cuatro. Así en mayúsculas, que impone más.

Sólo recuerdo dar todo lo que podía de pies y ver que la boya estaba cada vez más lejos (luego me di cuenta de que la estaban moviendo con una lancha porque había garreado su ancla). Pero, la frustración de ese momento me iba quitando la poca energía que me quedaba. A mi alrededor, mi amiga Nuria con su seguridad y constancia seguía nadando, pero varias personas levantaban sus manos para que les recogieran algunas de las lanchas de apoyo. Estuve muy tentada de hacer lo mismo.

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1,5 km hasta la llegada. No sabía lo que era llorar bajo el agua hasta ese momento. Nadar llorando mientras sabes que no queda nada, pero a la vez queda mucho. Qué importante es entrenar mentalmente para estos momentos.

Y qué valioso es ir acompañada.

Entramos por fin al puerto, reduciéndose así la corriente y facilitando los últimos metros. Abrazos a la llegada, pelos de punta bajo el neopreno y piernas temblando de la fatiga y de la emoción.

Altibajos emocionales que combinaban los “qué mal lo he pasado, nunca más” con “vamos a ir mirando alguna travesía de más metros, va”.

Esta experiencia me hizo pensar en la vida misma (seis horas quince minutas dan mucho para pensar).

Funcionamos por objetivos, unos más fáciles y otros más complicados. Nos entrenamos para hacerles frente, visualizamos dónde queremos llegar, gastamos dinero para facilitarnos el “vernos bien”. No lo hacemos tanto para el “sentirnos bien”.

Nos marcamos retos individuales. Y hay que tener en cuenta que la palabra reto es muy subjetiva. Lo que yo considero un reto tal vez a ti no te lo parezca. Y no pasa nada.

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Pero siempre puede haber contratiempos: “Medusas” que nos compliquen el nado y nos impliquen readaptar nuestra manera de actuar. “Tiburonas embarazadas” que nos desvíen de la ruta planificada; miedos irracionales a posibles “maremotos” acosándonos dentro de nuestra mente que nos aterrorizan. Corriente en contra que nos haga tener la sensación de estancamiento, de no estar avanzando como nos gustaría.

Eso y mucho más. En cada una de estas barreras vamos a tener varias opciones y deberemos elegir.

Porque la vida son decisiones.

Podemos elegir paralizarnos, “no hacer nada”. Esperar que se resuelva solo. Pero no hacer nada podría implicar ahogarse. Yo no quiero eso.

También vamos a tener la opción de huir, de levantar la mano para que nos recojan porque no podemos más, de encontrar la salida “fácil” (atención, sé que en el caso de las competiciones a veces las retiradas son necesarias). De retirarnos antes de sufrir enfrentándonos a aquello que nos atemoriza o nos incomoda (medusas, agua fría, cambio de nado, neopreno, …). Yo tampoco quiero eso.

Yo quiero luchar

Yo quiero luchar. Ver hasta dónde soy capaz de llegar. Ser consciente de mis límites, pero también de mis fortalezas y utilizar éstas últimas para llegar hasta donde quiera. Quiero nadar llorando- o llorar nadando-, pero no dejar de nadar. Porque soy consciente de que cada remada, cada patada que de hacia adelante, me está acercando a la meta. Quiero apartar las dos primeras letras de las metas que consideraba inalcanzables para desplegar todos mis recursos en ellas.

Y quiero luchar acompañada. Cuidar a aquellas personas que deciden nadar a mi lado (o esperarme a la llegada con los brazos bien abiertos). Compartir mi felicidad con ellas, porque así se multiplica. Y hacerlo también con mi malestar, ya que de esa manera se acaba dividiendo.

Quiero tener objetivos que me hagan llegar exhausta, pero radiante. Que me hagan pensar en lo que he disfrutado y en lo que me he esforzado para conseguirlos. Ser consciente de mis miedos, y de lo valiente que soy al enfrentarme a ellos.

Porque la vida es actitud y aprendizajes.

Y esto es lo que aprendí de una travesía de larga distancia.

¡A preparar la siguiente!

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Pedalea por la hemofilia

Pau Salvá

Pau Salvá es entrenador y ciclista profesional del equipo español BMC TBellès, alicantino y tiene hemofilia, condición hereditaria que se caracteriza en que la sangre no coagula de forma normal. Él es embajador de #pedaleaporlahemofilia, proyecto que nació en el 2016 con el apoyo de la farmacéutica Bayer.

En KOA Distance la palabra valentía está muy presente y hoy, día Internacional de la hemofilia, 17 de abril, Pau Salvá nos cuenta cuánto le ha aportado el deporte en su vida y qué significado tiene para él ser valiente. Añadimos que el ciclista alicantino ya estuvo con nosotros en uno de nuestros pasados KOA Trip, organizado en Girona, y como él mismo nos traslada “fue muy divertido, pues se sale de la competición que muchas veces estás un poco saturado, de lo que es entrenar correr, entrenar correr… ¡Pura diversión de coger la bici!”

Con tu condición de persona con hemofilia ¿cómo ha formado parte el deporte en tu vida?

Pau: El problema con la hemofilia ha sido que ya por los años 60-70 los tratamientos no eran como hoy, ni mucho menos. El mayor problema siempre ha sido que no es como la mayor parte de la gente piensa, que te haces un corte e igual te desangras. El problema es que hay un factor de coagulación que tu cuerpo no produce y no es que no coagule, sino que tarda más en coagular. Y el mayor problema es cuando eso se produce a nivel articular, que eso produce una artrosis muy temprana. Pero como han ido avanzando los tratamientos, se vio que lo mejor era prevenir y la práctica de actividad física. Cuando más fuertes estén los músculos que rodeen la articulación, mucho mejor para el estrés que soporta, para la estabilidad… para todo.

Yo siempre he sido movido (jajaja) y empecé un poco con lo recomendado, que antes era natación, tenis de mesa… Empecé con esos deportes, pero yo tenía muy pocos problemas de sangrado articular. Y me inicié con la bici muy tarde, empecé a entrenar en serio cuando acabé la universidad, con 25.

Pau Salvá

¿Qué significa la palabra valentía para ti?

Pau: Es un poco el mensaje que queremos mandar. El atreverse, el ser valiente a hacer cualquier cosa que tú te propongas y más hoy en día con el tratamiento que hay, que cualquier estudio sobre jóvenes con hemofilia que te leas vas a ver que tienen una calidad de vida totalmente normal. Pero sobre todo los padres siguen teniendo esa tendencia a sobreproteger, porque han visto generaciones que han estado muy mal.

Para mí lo de ser valiente es que tú te atrevas con lo que sea. Si quieres ser médico o quieres estudiar en otra ciudad o estudiar en el extranjero, o quieres hacer cualquier cosa del tipo que sea, ¡o trabajar en la NASA! Pero que no sea un impedimento el tener hemofilia, pues hoy en día haces una vida totalmente normal.

Cómo entrenador y dados tus conocimientos, ¿cuál es la viabilidad de enfrentarse a pruebas de larga distancia siendo un deportista con tu misma condición?

Pau. El entrenamiento para una prueba de este tipo está claro que tienes que estar preparado, un mínimo para que puedas decir: puedo cubrir estas distancias. Pero sobre todo estar capacitado a nivel mental, porque a partir de cuando lleves 5-6 horas el factor mental va a ser fundamental.

“Ser valiente va mucho con el mensaje que nosotros queremos mandar en nuestro proyecto #pedaleaporlahemofilia. Sobre todo, para los jóvenes que hay que atreverse con la vida, que no hay que tener miedo».

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KOA es la carrera de la vida

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La historia de Chamba, Valiente con el dorsal 27, KOA Distance 2020

  1. Esta es tu tercera edición consecutiva en KOA Distance, como tú mismo contaste tras finalizar el primer día, “de sensaciones contrapuestas”. Ahora, tras analizar todo lo vivido ¿qué has aprendido?

Chamba: KOA Distance para mí es la carrera de la vida y en la vida aprendemos día a día y este año, la prueba ha sido diferente. Me he tenido que levantar muchísimas veces, cuando sabía que ya no podía estar compitiendo para estar arriba. KOA es una prueba donde el dolor es constante, donde las sensaciones de abandono, incluso cuando estás en las primeras posiciones, te hacen pensar en retirarte. Fue el primer día cuando, a parte de tener problemas con la bici, también me perdí… Lo más fácil hubiese sido abandonar, lo más cobarde… al fin y al cabo estoy en una prueba porque me gusta, porque me llena con lo que hago, soy feliz. Esta edición me ha enseñado, una vez más, que en la vida no tenemos que coger el camino fácil, que tenemos que escoger el que nos haga ser más fuertes, el que nos haga superarnos en el día a día. No hay que rendirse, hay que luchar por lo que cada uno ama.

2. El miedo y el volver a ser, el encontrarte a ti mismo. Conociendo tu historia, ¿cómo lograste superar a esa compañera tan poderosa como lo es la mente?

Ch: Una de las palabras que no uso y que no quiero que nunca esté en mi mente es tener miedo. Porque tener miedo a la vida lo único que me conlleva es a dudar de ella, a no saber enfrentar los problemas. El miedo es algo que nos lo creamos nosotros mismos, nunca debemos tener miedo a nada, porque es ese escalón tan alto que no superaremos nunca. Creo que he vivido en facetas de mi vida momentos con miedo y eso te hace frenar, no saber afrontar ese problema y no superarlo. En mi diccionario el miedo no está y así es muchísimo más sencillo afrontar los problemas, aunque superar a la mente no es algo fácil.

Tengo que decir que gracias a esta disciplina deportiva puedo ver la vida con otros ojos. Porque en el día a día, para esta prueba, ya no solo digo en competición, sino en los 365 días que entreno para ello, me surgen muchos problemas que tengo que superar. Esos grandes problemas se hacen pequeños y esos pequeños problemas ya no son problemas. Y es como tenemos esa capacidad de auto convencernos de hablar con nosotros mismos, de intentar comprendernos en situaciones que no hay comprensión.

Hubo un momento en la carrera y fuisteis partícipes… No encontraba ese instante dentro de mí y tuve que pensar fuera de mi mente. Yo siempre digo que primero tenemos que intentar agarrarnos a nosotros mismos, pero cuando no somos capaces de buscar nada positivo, tenemos que ir a por esa motivación extrínseca fuera de nosotros. Me agarro al por qué estaba allí y quiénes me rodeaban.

Como sabéis, iba muy solo y al final eso también cuesta, porque personas que te conocen, a lo mejor te lanzan una palabra… Y en el caso de ustedes fue esa motivación, esas muestras de cariño, esas palabras que al fin y al cabo se dicen de una manera que logran llegar a la persona, y que a mi me salvó. Porque, tengo que decirlo, el primer día fue muy jodido, me sentía demasiado solo, pero el segundo día el ir y venir de ustedes, el decirme esa palabra, con ese tono… Todo llega a la persona. Fuisteis vosotros los que hicisteis que me volviera a motivar, a sentir yo mismo y que volviera disfrutar. El segundo día fue increíble y el tercero, lo intenté todo, hasta un momento que reventé psicológicamente porque empecé a tener problemas. Fue una lucha constante. Me decía a mí mismo: voy a terminar, voy a conseguir eso a lo que he venido, que es sentirme libre y disfrutar de lo que tanto me apasiona.

3. En KOA, ya bien sabes la importancia de tu equipo, ¿qué cambió este año?

Ch: Este año iba solo con Nono, es la persona de más confianza, pero tengo que decir que me faltaban muchas personas. Al fin y al cabo, cuando compites en una disciplina de tanto tiempo, lo que intentas es centrarte en ti y que el resto haga lo demás.

¡No te preocupes de cuando no tengas esa motivación intrínseca! Porque vas a tener a alguien en el coche que te conoce muy bien, en el caso mi mujer, mi hijo, mi hija… Eso no lo tenía este año. Ya sabéis que con la COVID-19 ha sido, para todos, muy difícil llegar a esta carrera. Ustedes como organizadores lo habéis vivido, nosotros como deportistas también y el no llevar el equipo con el que estoy acostumbrado a ir, pues también ha sido un hándicap. Pero tengo que decir que le tengo que dar mil gracias a Nono por estar ahí haciendo todas las facetas que él no suele hacer, intentándolo ejecutar de la mejor forma posible. En la cuarta edición de KOA Distance espero que la pandemia nos deje llegar a todo el equipo, al equipo suficiente que me haga rendir al 200% y poder tener todo ese apoyo que es tan grande. Yo siempre digo que ya soy un afortunado por entrenar 365 días y ese día quiero que sea para ellos, porque lo dan todo para que yo rinda y consiga estar lo más alto posible. O porque simplemente supere el día de una competición como es KOA, tan dura y tan gratificante a la vez.

4. Cierra los ojos y visualiza que vuelves a estar nadando, encima de la bici y sumando los km de la maratón del último día ¿Qué sientes?

Ch: Para mí hay una palabra que engloba todo esto, que es por lo que lo hago y lo que siento: libertad. Yo sé que no se puede entender al que lo ve desde fuera, porque algunos dirán que estoy zumbado o que soy un loco… ¡Pero es verdad! Cuando te encuentras a ti mismo, cuando haces algo que tanto amas, cuando estás disfrutando a la vez que estás sufriendo… yo lo que siento es libertad, que puedo tocar el cielo. Me da igual lo jodido que esté, al fin y al cabo estoy disfrutando, estoy encontrando esa felicidad. Libertad, así resumiría esta pregunta.